Dentro de este apartado vamos a hablar de los tratamientos a los que se puede someter una pieza de acero en estado ya sólido para mejorar alguna de sus propiedades.
Básicamente estos tratamientos son de tres tipos, superficiales, térmicos y termoquímicos.
Superficiales
El principal inconveniente que presenta el acero como material de trabajo es su tendencia a oxidarse cuando entra en contacto con la atmósfera o con el agua. Por ello normalmente el acero ha de ser sometido a tratamientos superficiales que combatan esta carencia.
En esencia lo que hacen todos ellos es cubrir la pieza con una capa de material que o bien no se oxida o ya está oxidado pero no permite que la corrosión pase a capas interiores. Los tratamientos superficiales más habituales son:
- Cromado: recubrimiento embellecedor superficial para proteger de la oxidación.
- Galvanizado: recubrimiento superficial con zinc que se da al acero.
- Niquelado: similar al cromado.
- Pavonado: tratamiento superficial que se da a piezas pequeñas de acero, como la tortillería, consiste en aplicar una capa superficial de óxido, con el que se cubren las piezas y se evita su corrosión.
- Pintura: recubrimiento protector, usado en estructuras, automóviles, barcos.
El punte Golden Gate esta formado por una estructura de acero que debe ser protegido anualmente contra la corrosión, para ello se utiliza un tipo de pintura especial que da empleo a unos 13 trabajadores. Cada año no se pinta el puente por completo, sino que se van retocando aquellas zonas mas deterioradas.
Se calcula que son necesarios entre 19.000 y 38.000 litros de pintura cada año para proteger al acero de la excesiva salinidad del aire.